Muy relacionado con el tema del minimalismo, viene el abandono de lo tradicional, es decir, ya no podemos llegar a diferenciar una casa o edificio en España que en Japón, y sin ir más lejos de Valencia o Asturias.
La arquitectura tradicional se va perdiendo poco a poco y deja de tener un significado en nuestras construcciones, dejamos atrás el uso de azulejos artesanales, el uso de materiales locales por otros que está claro que son mucho más resistentes y duraderos pero con ellos abandonamos el producto local y la tradición.
La típica casa valenciana con sus portones de madera, la decoración local, el uso de madera en sus vigas o forjados en los que nos sentíamos acogidos pasan a ser simples puertas, paredes lisas y techos rectos, que aunque se ve un amplio espacio no deja de ser más frío a la vista.
Caemos en la simpleza de paredes lisas y blancas, que se asemejan más a una sala de hospital que a un hogar; que preferimos poner cuadros con láminas en colores neutros que fotos de los mejores recuerdos; que las distinciones culturales en la arquitectura dejan de ser la tendencia local para pasar a parecer casas salidas de una red social…
En definitiva, entramos a una casa sin saber si es un simple escaparate de una tienda de muebles o un hogar en el vive una familia, una pareja, una sola persona que no muestra a través de sus paredes su historia de vida.